::: La intuición

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Varias veces en mi vida he leído «El principito». Quizás nunca me había detenido a reflexionar en profundidad que hay más allá de las palabras. Hace unos días se me presentó la oportunidad de hacer carne esas líneas y asumir que todo aquello que alguien escribió alguna vez, es cierto. Le pregunté a Jazmín cómo se había dado cuenta de que estaba embarazada de su segundo hijo, y ella me regaló esta hermosa historia que viene a poner principio a una nueva forma de pensar.

«Yo no estaba buscando este embarazo, pero hubo señales que me pusieron en alerta de maternidad. Dos semanas antes de enterarme la segunda noticia más feliz de mi vida, mi mamá me regaló un difusor de aromas de ap. El de peras en almíbar, lo recuerdo perfectamente. Venía hacía unos días sintiéndome realmente molesta en el trabajo. No sabía bien por qué, pero no quería pasar ni un minuto más ahí adentro. Una tarde llegué de trabajar y mi novio había puesto el difusor sobre la mesa del living. Algo sucedió: el perfume me llegó al alma. Me quedé parada respirando bien profundo y le dije: «mi amor, estoy embarazada». Cómo lo supe? Entendí que lo que me tenía incómoda hace días era el olor del local, que sin haberlo notado jamás, ahora me molestaba. Y el aroma a peras de ap, en cambio, me generó un sentimiento de bienvenida. Fue ese perfume el que me hizo pensar en la posibilidad del embarazo, y luego vino la confirmación de la llegada de mi varoncito».

Me emocioné, claro. Porque comprendí que la vida te regala momentos a cada rato, que es fundamental hacerle caso a la intuición y sobre todas las cosas: que lo esencial es invisible a los ojos.

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